Dentro de la cultura árabe, el agua ha gozado siempre de vital importancia a tal punto, que aseguraban que uno de los requisitos indispensables para que la vida en una ciudad fuese grata, debía ser construida donde hubiera fuentes de agua abundante y pura o en la ribera de un río.
Es la base de la vida y es ella la encargada de convertir un desierto en un paraíso.
El sonido del agua invita a un viaje imaginario y es que el agua al ser un recurso fresco y siempre joven, nos facilita el sentirnos enérgicos. Crea una atmósfera capaz de refrescar el ambiente, mientras que evoca ríos, lluvias, arroyos y mares.
Por sus características este elemento es maleable y dinámico. Los niños desarrollan habilidades jugando con el agua. Aporta felicidad, mejora el desarrollo psicológico evitando sensaciones de estrés o ansiedad e incluso ayuda a nuestro sistema inmunológico.
El sonido del agua, como un pequeño arrollo, una fuente o una cascada de pared, es una forma muy efectiva de enmascarar otros ruidos, no por sus características acústicas, sino por la tendencia del cerebro a centrarse en ese sonido, un fenómeno conocido como psicoacústica.
Puede considerarse como un filtro auditivo base, ya que tiene la capacidad de estimular el cerebro, calmando la monotonía auditiva. Además es un sonido que produce relajación y como dice Bernhard Leitner, “es siempre diferente y al mismo tiempo igual”.
Pero no es solo el sonido lo que hay que tener en cuenta del agua sino también su movimiento: cuanto más ágil y fluido es el desplazamiento del agua, mayor es la serenidad reinante.
Otro elemento que va de la mano con el agua es la luz. Juntos crean ambientes estimulantes como reflejos, colores, arcoíris y a la vez un toque de misterio con una luz más difusa.
El agua y la luz, uniendo sus atributos, construyen un paisaje en que los límites de la materia, en su indefinición, desaparecen.
¿Por qué nos sentimos atraídos por ella?
Cuando venimos al mundo, nuestro primer hábitat es la tripa de nuestra madre. Estamos inmersos en el agua, en un entorno seguro para desarrollarnos. Tenemos en nuestro subconsciente ese recuerdo y el elemento del agua tiende a trasladarnos a ese lugar seguro. Según la psicología, recibimos mensajes a través de las reacciones emocionales de nuestra madre desde cuando estamos en la tripa. Nos nutrimos tanto biológica como mentalmente.
En 2010 se realizó un estudio en el que se mostraban varias imágenes de paisajes naturales y fotografías urbanas. Se preguntó a los participantes cuáles eran las imágenes que más bienestar les transmitían y que mejor les hacían sentir. El resultado fue que las fotos que contenían elementos de agua eran siempre las más destacadas.
El agua siempre ha sido esencial para nuestra supervivencia. Nuestra mente está programada para buscarla y aprovecharla. Por todos estos motivos estamos programados instintivamente para sentirnos atraídos por ella. Por esto es recomendable incluir el elemento del agua en el centro, ya sea de manera directa o indirecta.
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